GOYESCAS
275 años del nacimiento de Goya
Goyescas es una ópera en un acto y 3 cuadros, compuesta por Enrique Granados en el año 1915 con libreto en español de Fernando Periquet. Sus melodías fueron tomadas de su suite para piano del año 1911, denominada de forma homónima Goyescas. Se inspiró en diversos cartones para tapices de Goya.
En relación con Goyescas, el propio Granados escribió: «Estoy enamorado de la psicología de Goya, de su paleta, de su persona, de su musa, la duquesa de Alba, de las disputas que sostenía con sus modelos, de sus amores y lisonjas. Ese rosado blancuzco de las mejillas, que contrasta con el matiz del terciopelo negro; esas criaturas subterráneas, las manos de nácar y jazmín reposando sobre los abalorios, me han poseído.»
La ópera Goyescas de Enrique Granados ha sido una obra desconocida durante muchos años, aunque su Intermezzo sea uno de los momentos más celebrados de la música clásica española. Hasta los años noventa del pasado siglo, sólo se conocía una versión orquestal que Granados no pudo revisar. La editorial Tritó encargó al compositor Albert Guinovart una reorquestación de la obra que es la seleccionada para este proyecto.
FICHA ARTÍSTICA
Música: Enrique Granados | Libreto: Fernando Periquet
Dirección musical y artística | Ricardo Casero
Dirección coral| Igor Ijurra
Personajes
Rosario, dama de la alta sociedad | soprano | Maite Alberola
Fernando, oficial y novio de la dama | tenor | Javier Tomé
Paquiro, torero | barítono | Javier Franco
Pepa, novia del torero| mezzosoprano | Sandra Ferrández
Pianista repertorista| Miquel Carbonell
Orquesta Reino de Aragón
Orfeón Pamplonés
Producción | Auditorio de Zaragoza y ORA
SINOPSIS
Un breve preludio orquestal nos introduce en la obra. Niños y niñas juegan en un campo frente a las puertas de Madrid, tal como lo pintó Goya en uno de sus famosos cuadros. Al fondo está la iglesia de San Antonio, a la izquierda el río Manzanares. Es un día soleado. Entre la muchedumbre se encuentran Paquiro y Pepa. El torero piensa constantemente en nuevas aventuras, y cuando desciende de un coche una elegante dama, Paquiro cree que ha llegado su oportunidad. Reconoce a Rosario, con la que bailó una vez en un lugar de dudosa reputación. Paquiro le propone una cita en el mismo sitio, pero el joven oficial Fernando, que se había citado allí con Rosario, oye sus palabras. Rosario, a pesar de que intenta calmar sus celos y le asegura su amor, tiene ganas de visitar el lugar señalado por Paquiro. Pepa, que a su vez tiene celos de Paquiro, quiere vengarse de su distinguida rival.
El cuadro segundo nos presenta el célebre local de baile, situado en los arrabales de la ciudad. Rosario aparece del brazo de Fernando, cuyo comportamiento arrogante produce rechazo en el pueblo. La atmósfera se torna cada vez más tensa. Fernando reta a duelo a Paquiro. Mientras Rosario vuelve en sí de un desmayo y Fernando se aleja con ella, suena un vertiginoso fandango en la repleta sala de baile.
Rosario canta en el jardín de su palacio una melancólica canción sobre la «maja y el ruiseñor», uno de los más bellos logros de Granados. Rosario espera a su novio en una cálida noche de luna llena. Aparece Fernando, pero se acerca también Paquiro para recordarle el duelo al oficial. Fernando se aleja de Rosario con un pretexto. La joven intuye algo malo, pero descubre la verdad demasiado tarde. Cuando sale corriendo detrás de ambos hombres, oye el grito de Fernando. Pese a todo, consigue llevar al malherido a un banco del jardín, donde muere en sus brazos.